lunes, 19 de julio de 2010

Introducción

¿DE DONDE VAS A SACAR TU ENERGIA?
¿Cuál va a ser?, ¿Cuánto te va a costar?


Tengo algunas cosas que contar antes de plantear el desarrollo del tema que me propuse investigar:

Toda la historia de la Humanidad estuvo ligada al avance tecnológico y a las fuentes de energía que necesito para poder llevar adelante ese propósito.

Cada uno de nosotros como seres vivos, somos una fuente de generación y consumo de energía, que se manifiesta de distintas formas.

La última gran Era que arrancó en los albores de la denominada Revolución Industrial, sobre finales del siglo XVII, estuvo marcada por el consumo de los denominados combustibles fósiles, primero el carbón y luego el petróleo.

Con éstos también se producen otros como la energía eléctrica, que igualmente puede ser producida mediante el gas natural, centrales hidroeléctricas o atómicas.

Con del petróleo se producen derivados que luego sirven como combustibles para transportes y vehículos, mas una serie de otros productos y subproductos derivados de la industria petroquímica.

En los lugares dónde se explota el petróleo, las zonas territoriales reciben un gran impacto en forma de pasivos ambientales muy importantes; sin nombrar las consecuencias sociales que un modelo de explotación de recursos de ese tipo produce en el seno de las comunidades donde se desarrolla la misma.

Cuando existe una falla en el proceso de la explotación petrolera, se provocan grandes desastres ambientales como lo que ocurre actualmente en el Golfo de México.

Desde un tiempo a esta parte, desde los principales países desarrollados comenzaron a advertir que, lejos de disminuir, la demanda de petróleo aumenta y la oferta se esta haciendo cada ves mas escasa.

Se señala también que este aumento del consumo está provocado el aumento de las emisiones de dióxido de carbono, al que se las indican como las causantes de lo denominado “efecto invernadero” y el “cambio climático”.

El 70% de la población mundial vive en ciudades, y en la Argentina el 80 % de su población vive en núcleos urbanos consolidados.

A medida que las poblaciones se establecen las urbes y en cuanto comienzan a mejorar sus condiciones de vida, comienzan a consumir mayor energía.

La urbe metropolitana denominada AMBA recibe energía en gas y electricidad de lugares que se encuentran a mas de 1000 kms de distancia de ella, salvo la que recibe desde la central atómica de Atucha a casi trescientos kilómetros o de alguna que otra usina que quema combustibles fósiles.

El AMBA se abastece desde otras regiones del país y del exterior, fundamentalmente Bolivia y existe un proyecto de traer gas desde Venezuela, lugares que se encuentran a gran distancia de ella, la que la hace energético dependiente y por lo tanto vulnerable.

La producción energética en la Argentina se compone de la siguiente manera 92,09% de energías no renovables: nuclear, gas natural, carbón y petróleo; renovables 7,96%: solar, eólica, geotérmica, hidroeléctrica y biomasa. (fuente Secretaria de Energía de la Nación).
El consumo energético en la Argentina se da de la siguiente manera: Transporte en un 30%, Industria 30% y Vivienda y Terciario 40%. (fuente Secretaria de Energía de la Nación)

Los usos domésticos que se le da a la energía son variados, y su balance depende de una serie de parámetros que tienen que ver con el clima, la ubicación geográfica, las orientaciones, los materiales utilizados para su construcción, los modos de vida de la gente.
Según su fuente de energía se pueden agrupar en dos grupos principales; los que utilizan gas: cocina, calentamiento de agua, calefacción; los que utilizan energía eléctrica para refrigerar alimentos, acondicionar ambientes, electrodomésticos varios.

Según en ENRE (Ente Nacional de Regulación Energética), el balance energético de consumo de electricidad se da en las siguientes proporciones: 32% en iluminación, 30% en heladeras y freezers, 16% en audio, TV y video, 14% en otros y un 8% en acondicionamiento de ambientes.

Mi propia factura de EDESUR al 23/06/10 me daba para el departamento donde alojo, de unos 40 m2 aproximadamente de dos ambientes y una persona sola, el siguiente detalle de cuenta:

La pregunta que vale hacerse, ¿qué pasaría si uno tuviera que pagar lo que realmente vale?, ¿cómo variará la demanda?, ¿habrá mas o menos consumo?, ¿qué pasará con la oferta si siguen esos valores de subsidio?, ¿que pasará con el sistema energético?, ¿por qué cada ves mas se habla de la búsqueda de nuevas y mejores fuentes de energía, mayor eficiencia energética en vehículos y residencias?, ¿alcanzará todo eso?.
Algunas noticias de estos días donde las temperaturas han bajado muy bruscamente en todo el país dan cuenta de que el consumo ha aumentado, como consecuencia de ello se han cortado el suministro de gas a gran parte de la industria. El año anterior se planteaba adecuar las tarifas energéticas a una realidad que refleje mas el estado de las cosas, esa idea quedo atrás. También puede leerse en estos días que la Argentina está comprando gas y electricidad de otros países. Por el lado social los titulares cuentan de los problemas para los sectores de menores ingresos en cuanto a conseguir una garrafa de las denominadas “sociales”, el gas envasado cuesta mas que el gas de red; ello trae aparejado una serie de noticias lamentables que hablan de los decesos de personas por hipotermia o por las emanaciones de la mala quema de los artefactos de gas.

Para mejorar y optimizar el consumo energético desde el gobierno nacional se han lanzado una serie de medidas en ese sentido, sea para ampliar la capacidad instalada de le red nacional, investigación y desarrollo de otras fuentes alternativas de energía que preserven los recursos y sean limpias, y en el plano doméstico ha sido el principal promotor del cambio de las luminarias convencionales de filamento por las denominadas de “bajo consumo”.
El país cuenta también con una serie de leyes que le dan un marco legal al tema, la Ley 25019/98 del “Régimen Nacional de Energía Eólica y Solar”, y la Ley 26190/07 “Régimen de Fomento Nacional para el uso de fuentes renovables de energía destinada a la producción de energía eléctrica”; y el Decreto Reglamentario 140/07 de Eficiencia Energética.

Desde la Secretaría de Energía de la nación se ha implementado un sistema de etiquetación de artefactos del hogar, mediante un sistema cromático que va del verde al rojo en distintos gradientes, la gente que adquiere uno de esos artefactos puede saber de antemano la eficiencia energética de los mismos.
En varios países ya se está implementando el etiquetado de los edificios, como en España y Brasil, donde se mide la eficiencia de todo el volumen construido.
Hay normativas internacionales ISO, o las mas recientes LEED que es una certificación en función de la Construcción Sustentable. A nivel local existen las normas IRAM.
Como toda cuestión dialéctica, la idea de la Eficiencia Energética trae consigo una serie de interrogantes y desafíos en el corto plazo como a futuro. Y en ese debate, de tesis y antítesis, se comienzan a manifestar opiniones de réplica de la misma.
Por Eficiencia Energética, se entiende al adelanto tecnológico que posibilitó realizar las misma o mayor cantidad de ciertas prestaciones o utilidades de una máquina o artefacto, con un consumo menor de energía que la utilizada en otro momento. Es decir si en el pasado un vehículo desarrollaba una determinada velocidad y potencia, y ello le representaba un consumo importante de combustible, la tecnología le brindó la posibilidad de igualar e incluso ampliar las posibilidades de hacer lo mismo pero ahora con un consumo de combustible menor.

El economista canadiense Jeff Rubin, en su libro “Por Qué El Mundo Está a Punto de Hacerse Mucho Mas Pequeño” (ed. Tendencias, 2009), hace una réplica de esta idea de eficiencia, en el Capítulo 3 denominado “Quimeras”, donde sostiene que si bien la tecnología mejoró la eficiencia tanto en vehículos, transportes y en artefactos del hogar, lejos de haber una disminución del consumo hubo un aumento del mismo; producto de que al haber un menor consumo de energía se abarataron los costos y como consecuencia de ello la sociedad se vio tentada de adquirir una mayor cantidad de bienes que consumen energía. Citando el ejemplo canadiense sostenía que muchas las familias poseen mas de un vehículo en sus hogares; y en referencia a las mejoras de confort que brindan los aparatos electrodomésticos, sostiene que hubo también un aumento en la cantidad de metros cuadrados de viviendas de tamaño medio, pasando de 93 m2 promedio para una familia en 1950 a casi 230m2 en la actualidad.

Hasta aquí quise dar un pantallazo muy general y resumido de un tema que hoy está en vigencia y que está generando más de un debate y acciones al respecto. Seguramente me han quedado un montón de cosas interesantes en el camino, pero quise exponer estas a manera de una breve síntesis.

Lo que está sucediendo en la actualidad, son como secuencias fotográficas que nos reflejan una realidad presente que puede ser visualizada en el futuro si no se toma conciencia de las consecuencias que un uso ineficiente del recurso puede tener en el desarrollo de la vida futura.

Arq. Jorge Fabián Díaz

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